Un día la princesa I bajó al jardín real y un perro la asustó. Por ello, la princesita decidió que no quería ir nunca más sola al jardín. El jardinero J se ofreció a acompañarla siempre que estuviese sola. Una vez juntos y de la mano, tanto la I como la J dejarían sus puntitos a un ratón para que jugase con ellos. De este modo la Y se forma tal como se aprecia en el dibujo con la letra i y la j, pero sin los puntitos.
CUENTO
CANCIÓN
POESÍA


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