Con mucha expectación estos valientes exploradores se adentraron al otro lado de la puerta del pequeño planetario.
Una vez dentro pudimos disfrutar del cuento La niña que sabía caminar del revés, una tierna historia sobre lo bonito que es dejar las prisas a un lado, y mirar hacia arriba de vez en cuando para poder disfrutar del cielo.
Nuestra cara lo decía todo, asombrados pues las imágenes salían por todos los lados, no sabíamos hacia donde mirar.
Esta aventura nos ha permitido estar un poco más cerca de las estrellas.
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